Nofvisual en Grieta: muestra de arte contemporáneo de FUROR*
Jueves 21 Agosto – 19 hs. Galería de arte PANAL 361 (Jean Jeaures 361 – CABA)
FUROR*Somos un
equipo autogestionado de artistas que intervenimos espacios con muestras
site-specific. Nos alimentamos de la diversidad de criterios, por lo cual
invitamos a otros artistas o curadores a participar en nuestro proyecto de
tejido interrelacional. Surgimos de la euforia. Somos FUROR.
Grita, grieta!
Por Augusto Zanela
Punta
Indio, julio de 2014
Trabajar el
guión de una exposición a partir de una palabra clave es una manera de expandir
los conceptos vinculados a ella, es estirar la idea[i].
Hacemos crecer algo, una ocurrencia, hasta empezar a darle estatuto de idea, e
intentamos desplegarla en más de un medio -el de la palabra que le dio origen y
el de las formas artísticas que dan cuenta de esa palabra- . Así, ese
pensamiento empieza a adquirir otros atributos, otro peso específico, se
multiplica en sentidos del mismo modo que esa palabra de la que nos servimos
como disparador, a la que le otorgamos el poder aglutinante que nos permite
reunir distintas obras que hablan de lo mismo, que ensayan aproximaciones a esa
palabra. Recurrimos a la asociación libre de ideas, al empleo de metáforas
visuales, a diferentes análisis, investigamos, somos influenciados por el
enfoque de nuestros colegas, repensamos la cuestión y no paramos de hurgar en
nuestras cabezas hasta dar con la nota, esto es, con aquella subjetividad que,
de algún modo u otro, ilustre aquella palabra a través de otra forma-concepto (que
no es la textual ni la oral que le dieron vida). Cada uno de los participantes
de este ejercicio hace uso de métodos y tejidos conceptuales absolutamente
personales, escarba en su memoria hasta encontrar alguna experiencia previa que
encaje con la consigna, hilvana un sistema de relaciones, deja que la
inspiración lo alcance, y que lo encante.
Cuando se
propuso para esta convocatoria expositiva la palabra grieta, me asaltaron una serie de pensamientos que aquí transcribo,
no necesariamente en orden: en primer lugar pensé que no se trataba de una noción
abstracta, tal como habíamos trabajado en otras oportunidades con este mismo
grupo, sino que tenía múltiples representaciones visuales, a la vez que
sinónimos: abertura, falla, raja, rendija, fisura, resquicio, resquebrajadura,
hendidura. Pensé que muchas de ellas denotaban un sentido negativo, vinculado
con el paso del tiempo, con la degradación, con la vejez, con la vida útil de
los materiales, con la resistencia –o la falta de ella-, con la obsolescencia,
con la acción de la naturaleza, con la ausencia de diseño, con los movimientos
telúricos, con la aplicación de una fuerza excesiva, con problemas de
equilibrio, con no contar con condiciones naturales, esto es, con no tener un
don. Sentía que en ese momento no podía salir de esas representaciones medio
mala onda. Y como un respiro de toda esta carga de sentidos me vino a la cabeza
el personaje que, sin ser evidente y sin pretenderlo, se transforma en el héroe
del documental de Werner Herzog sobre el hallazgo de la cueva de Chauvet, un
maestro perfumista. Recordé el momento de la entrevista en que narra su
participación junto al equipo arqueológico que comandó la excavación de esa perlita
del patrimonio artístico de la humanidad. Recordé su actitud corporal recreando
la manera en que trabajó junto con el equipo científico hasta ser el que halló
la caverna (no recuerdo si se muestra el momento en que lo hace. Es una
recreación –pensé-, hace que olfatea como en ese momento), actitud que lo
aproximaba a un sabueso siguiendo una pista olfatoria (o por lo menos es lo que
recuerdo). Me recordé pensando en cómo aquel dream team de la arqueología, que se supone a la vanguardia de las
investigaciones científicas en ese campo, con inigualable experiencia para capitanear
la formidable tarea, y con todo un arsenal de recursos tecnológicos a su
disposición como para apoyar todas sus capacidades visuales e intelectuales en
la búsqueda del tesoro oculto, apelaba a un método tan primitivo como la misma
cantera arqueológica que estaban buscando, un método instintivo, animal.
Recordé también su gesto de satisfacción comentando que había dado con el lugar
exacto a partir de los olores especiales que emanaban de una única grieta que subsistió
luego de que un derrumbe prehistórico clausurara la entrada a la gruta, y no
pude dejar de pensar en cómo todavía es posible valorar ciertas condiciones
naturales, ciertos dones -como su delicada capacidad olfativa- al punto que,
gracias a él, esa grieta funcionó como si de la boca ya casi cerrada de la
caverna se tratara, que cansada de gritar por siglos su existencia, con un suave
hálito, paciente, esperando por su rescate, le susurró que allí se encontraba. Y
entonces rápidamente asocié esta muestra con esa caverna, esa cueva plagada de representaciones
hechas por personas que nos cuentan sobre cosas que en su momento histórico les
llamó la atención, sobre las que posaron su mirada atenta. Esa gruta que a
partir de una falla, deja emanar la sutil señal que delata su punto de acceso,
sabiendo que en el momento en que demos con esa grieta, se nos develarán todos
los secretos que contiene.